Con los años, me he dado cuenta de mis fortalezas y debilidades. Con fortuna, una de mis principales fortalezas es el impulso, la determinación y la perseverancia que tengo para superarme de forma continua. Convertirme en una mejor persona. Una mejor madre. Hermana. Hija. Esposa. Y en la parte superior de mi lista, está mi deseo de conectarme con mi fuerza interna.
Todo comenzó años atrás cuando me hice consciente de mis actos.
A medida de que sigo tratando de superarme como persona, siempre me he esforzado por aprender más y más sobre los aspectos mentales de la motivación. La motivación es, en cierto modo, como el fósforo en un incendio. Es similar a la chispa en el cilindro del motor de un automóvil. He estudiado sus usos y desventajas tanto en personas comunes como en personas extraordinariamente exitosas durante años. Entonces, a estas alturas, me gustaría pensar que sé mucho sobre el desempeño mental humano. Pero como todas las cosas en la vida, seguimos siendo estudiantes mientras estemos abiertos al aprendizaje.
Me he dado cuenta del hecho de que, sin motivación, no habría acción o el más mínimo movimiento en la dirección hacia un conjunto de metas en particular. Entonces, como puede ver, la motivación es tan importante como la inspiración. Solo tenemos que entender cómo usarlo con más cuidado.
Para descubrir esa fuerza interna que te motiva, pregúntate:
1.- ¿Qué me motiva?
2.- ¿Cuál es mi fortaleza?
3.- ¿Qué me gusta aprender?
Quizás no llegues a la respuesta a la primera. Tómate tu tiempo en realizar ese viaje a tu interior. Relájate, haz algo que te guste mucho, ten la mejor actitud y cuando te des cuenta, tendrás la respuesta que estabas buscando.
Recuerda: cuando conocemos lo que somos y lo que nos motiva, siempre cumplimos nuestros sueños.
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